Campo de Maceta
La maceta es un juego o deporte tradicional español que deriva de las múltiples variantes del antiquísimo juego de bolos en su versión de bolo solitario al que hay que abatir. También toma las denominaciones de calva, cuerno, morrillo, ahita o chana a morrillo entre otros nombres, cuyos juegos pueden tomar pequeñas variaciones en las normas. Algunas fuentes relacionan sus inicios con la ocupación romana de la Península Ibérica y que el origen está en los ratos de ocio y en las apuestas que hacían los pastores que solían clavar un asta de macho cabrío o res en el suelo a la que lanzaban piedras para tocarla.
En la actualidad, se practica principalmente en localidades de León, Zamora, Salamanca y Palencia. En nuestro pueblo, está perdiendo afición pero ha sido un juego muy popular sobre todo en los atardeceres del verano. Desde que se asfalto la Explanada de la Casa de Cultura, existe un campo exclusivamente dedicado para este pasatiempo.
Las normas de la maceta han evolucionado con el tiempo. El terreno de juego es llano, puede ser de hierba, tierra dura y en los últimos años cemento como lo es nuestro campo. Sin embargo, el terreno donde impactan los cantos debe ser blando para evitar que se deterioren. Los elementos de juego son dos pequeños troncos torcidos y un morrillo.
El morrilo es un canto rodado o una piedra a la que se ha dado una forma cilíndrica y redondeada en los extremos. Estos pueden estar labrados por los propios jugadores para dar una apariencia más trabajada o aprovechar la forma de los cantos de río. Habitualmente suelen ser totalmente lisos aunque algunos, y estos son los mejores, tienen llave (pequeña hendidura para apoyar el dedo pulgar y sujetar mejor el morrillo). Tienen unas dimensiones muy variables que oscilan entre los 10 y 20 centímetros de largo y los 6 y 8 centímetros de diámetro. Su peso, por tanto, depende de sus dimensiones, fluctuando entre 500 gramos y hasta 3 kilos. De unos años a esta parte, no es difícil ver morrillos hechos con tubos
metálicos huecos rellenos de arena y cerrados con soldadura en sus extremos. Esto es debido a que los morrillos tradicionales, tras varias partidas de juego, pueden llegar a partirse y la elaboración tradicional de los mismos es mucho más laboriosa que si se hace de metal.
El otro elemento de juego son los troncos algo torcidos, ya que hacen más juego, de unos 40 a 50 centímetros de largo y entre los 25 y 30 centímetros de diámetro.
El propósito del juego es acertar en el lanzamiento de la piedra al tronco sin que la piedra haya golpeado o pegado antes en el suelo o en cualquier otro obstáculo. Para ello, se puede coger uno o varios pasos de carrera impulsora antes de lanzar sin pisar la línea marcada. Los troncos se colocan uno frente a otro, a una distancia entre los 15 y 25 metros, si bien lo normal es a 21 pasos. Los jugadores se colocan detrás de cada tronco y lanzan contra el cuerno contrario, el de enfrente. Tirando primero a uno y después al otro.
Se puede jugar de forma individual o en equipos. La partida ideal sería cuatro contra cuatro. La puntuación que se obtiene cada vez que se da al tronco es de un punto, siempre y cuando el morrillo pegue en el tronco; por lo tanto debe ir por el aire todo el tiempo y nunca rodando por el suelo. Cada partida suele jugarse a 18 o 21 tantos que se aumentan de tres en tres siempre que se produzca un empate. Normalmente el control de la puntuación es llevada por dos personas que se colocan donde están los troncos haciendo a la vez de jueces en los casos de pegadas dudosas.
Dirección
C/ Juan Pablo I, 1
Explanada de la Casa de Cultura
Laguna de Negrillos (León)
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